Después del terremoto de Lisboa empeoró la situación de la ruina de la Torre de las Campanas.
Juan de Sagarbinaga, maestro de obras de la Catedral, Francisco Moradillo, el Padre Pontones, Fray Antonio Manzanares y Ventura Rodríguez se mostrarán de acuerdo en sus respectivos informes con la demolición de la torre (1765-1766)
Éste último propone la construcción de dos nuevos campanarios en la cabecera de la Catedral Nueva, para lo cual proyecta una nueva solución (1767).
Finalmente se manda llamar al ingeniero francés Baltasar Devreton. Éste ofrecerá una solución para evitar el derribo de la torre, tal y como hizo en Córdoba y Granada. Las obras consistirían en el enchinchado del fuste románico con seis cadenas colocadas en diferentes alturas y el forramiento completo del fuste con taludes de piedra hasta cubrir toda la parte antigua, anterior a Pontón de Setién, e instalación de tizones o grapas que sujeten los flancos (1767).
Para la ejecución de la propuesta, Devreton dejará encargados a Jerónimo García de Quiñones y a Manuel de los Ríos. Las obras estarán concluidas en enero de 1771.